viernes, 20 de agosto de 2010

No estoy de acuerdo con aquella parte de la biblia que dice que Adán se sintió sólo, y que dios creo a la mujer para hacerle compañía, que pasó con la gran compañía que los animales desde un principio representaron para los primeros humanos, igual en desacuerdo con que el supuesto supremo quisiera siempre “sacrificios de inocentes“.
Nosotros seguimos teniendo un pequeño Adán dentro, no nos damos cuenta de la grandeza de su compañía, y le duela a quien le duela a veces un dios que pide sacrificios. A los animales en general los tratamos como si se tratase de seres inanimados, sin derechos, que tontos somos, que degenerados. Los grandes científicos los usan para experimentar y hallar los
beneficios del hombre“, y el hombre bien gracias.

Pero dentro de tanta oscuridad siempre hay gente hecha de amor, esa gente idealista que hace de todo, de todo por el bien de sus reconocidos hermanos menores, incluso se les llega a honrar como hermanos mayores. Muchas veces con la simple observación logramos captar una suma de sensibilidad con aroma más humana que la nuestra, que deja al descubierto la inmensidad de su respiración, de su alma tan animal como la nuestra.

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